miércoles, 19 de noviembre de 2014

Día del niño


El 20 de noviembre, desde 1989, se celebra el día mundial del niño. Es una celebración auspiciada por UNICEF que se traduce en múltiples actos en todo el mundo. Nuestra amiga Ana Nebreda en su blog Biblioabrazo, sugiere muy interesantes maneras de celebrarlo en familia y en la escuela.

Yo quiero sugerir desde aquí dos más de ámbito local.

La primera, asistiendo los próximos 22 y 23 de noviembre a las actividades que el Instituto del menor de la Comunidad de Madrid organiza en el recinto ferial de la Casa de Campo: talleres, actuaciones, charlas... para pasar un día lúdico y, al mismo tiempo, consciente en familia. Podéis consultar el programa de actividades aquí


Y la segunda, también en Madrid, es una exposición que puede visitarse hasta el próximo seis de enero en la Fundación Canal de Isabel II: Caminos a la escuela: 18 historias de superación.


Fotografías que muestran la vida en 18 lugares diferentes del mundo, desde París hasta Nigeria pasando por Marruecos, Alaska, Tailandia o Nueva York, a través de la aventura que supone ir al colegio a unos niños y jóvenes que tiene muy claro lo que quieren y se esfuerzan por ello. Una lección de tesón, de voluntad y valor, que remueve por dentro. La Fundación canal da la posibilidad de hacer visitas guiadas para colegios, para adultos, y talleres familiares donde los niños recrearán una de esas historias y tendrán que ponerle un final. 

Por último, dejad que os sugiera dos vídeos, uno sobre cada propuesta. El primero lo conocéis los seguidores del blog: se trata de la visión que dimos desde Zootropo hace unos años sobre los derechos de la infancia

Y el segundo, el tráiler de un documental que se estrenará en diciembre: Caminos a la escuela, donde se cuentan cuatro historias muy parecidas a las de la exposición que os recomiendo. 

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Un monstruo viene a verme

Esta vez traigo al blog una reseña escrita a cuatro manos, junto a Esperanza Fabregat. Os dejo un anticipo de esta historia de final feliz donde vence el monstruo (y no es un spoiler).

Un Monstruo viene a verme
Patrick Ness
Siobhan Dobwd
Ed. Debolsillo 2012
+12

Conor tiene once años. Vive con su madre, que pelea contra un cáncer en fase muy avanzada. El monstruo del título le visita por las noches, a las doce y siete minutos. Pero él no lo teme. Tiene miedos mucho mayores que se manifiestan en una pesadilla recurrente que va revelándose a lo largo de la historia. Es más, a ese monstruo que aparece cada noche lo ha llamado Conor, eso lo sabemos desde el inicio, aunque ni el lector ni el personaje comprenda aún los motivos. El chico está convencido de que lo ha llamado para que salve a su madre pero, en realidad, ese ser casi todopoderoso acude para algo muy distinto.
La narración trata las emociones enfrentadas que provoca en un niño la próxima muerte de su madre. Y lo hace sin tapujos, sin medias tintas. Es una injusticia, un mazazo y Conor reacciona con ira, rabia, odio, dolor... porque es lo que tiene dentro: una tormenta de emociones y pensamientos contradictorios difíciles de aceptar que le hacen sentirse un mal hijo, un mal amigo, incluso un mal enemigo...

martes, 4 de noviembre de 2014

La casa 758

La casa 758
Kathryn Berla
Nube de tinta 2014
+14
(Publicada en el nº 108 de la  Revista Adiós sept-oct 2014)

Perder a alguien puede rompernos en mil pedazos y llevarnos a hacer cosas sin saber por qué. Así le ocurre a Krista que, con 15 años, perdió a su madre en un accidente de tráfico. Han pasado ya dos años y, día tras día, movida por unos sentimientos que ni siquiera ella logra entender del todo, se acerca a la casa 758, donde vive el chico que provocó el accidente.
Abandonarse a la tristeza, al odio... Alejarse de la vida -Krista lo hace trasladándose a una tienda de campaña en la azotea de su casa- y negarse a que todo continúe, son reacciones normales dentro de un duelo. Krista se preguntará cómo hacer para purgar y sanar ese odio enraizado en ella. Y llegará a la conclusión de que ayuda bastante un abuelo superviviente del holocausto, un temblor de tierra y los mágicos hoyuelos de un chico. El amor y la experiencia harán que la vida de nuevo tome las riendas y transformarán esas emociones dolorosas.
Una historia emotiva en la que, hasta que aparece el abuelo, echamos de menos algo más de complejidad en algún personaje que descargue a su protagonista y narradora de la responsabilidad de tirar ella sola del carro. A través de la narración nos preguntamos con Krista por qué, a pesar de que nos duele e incomoda, nos dejamos llevar por la ira, o preferimos a veces el daño del desprecio o el silencio en lugar de la limpieza que ofrecen el amor y la escucha.

Amor y escucha encontrará en su padre cuando desbloquean juntos el dolor, y en Jake, el chico de los mágicos hoyuelos. El abuelo, además, le mostrará la capacidad que todos tenemos para transformar. Un vaso de agua con dos cucharadas de sal es imposible de beber, pero si añades más agua, verduras y pollo, puedes lograr una sopa deliciosa. “Así que no olvides... nunca olvides. Pero añade. Añade más cosas a tu vida... un poquito de esto y un poquito de lo otro. La sal sigue ahí, pero un día no la notarás”