La
abuela durmiente
Roberto Parmeggiani/Joao Vaz de Carvalho
Kalandraka. 2015
+3
Roberto Parmeggiani/Joao Vaz de Carvalho
Kalandraka. 2015
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La relación entre nietos y abuelos suele
ser un lugar de amor gratuito, admiración, generosidad… donde las
dos partes aprenden a mirar con otros ojos el mundo. Un espacio donde
el asombro del primer descubrimiento y la madurez de la experiencia
conviven. La abuela durmiente es
la historia de este encuentro contada por el nieto que recorre ese
tiempo compartido.
Conocemos
a una abuela que duerme todo el día desde hace un mes, pero que
antes no era así. A través de sus recuerdos, el niño nos habla de
lo que hacía con ella antes de que se durmiera. Lo hace con
sencillez y una voz infantil que destaca las cosas que cualquier niño
recordaría: las meriendas, los regalos y, cuando comienza su
declive, los despistes y excentricidades de la abuela. Una vez
dibujado todo el proceso, basta un cambio de tiempo verbal para
devolvernos a la realidad: la abuela ya no “duerme”, la abuela
“dormía”, porque ahora ya no está.
El nieto
convive con la abuela hasta el último momento, permanece a su lado
leyendo su libro favorito mientras con su imaginación busca
respuestas a por qué la abuela duerme. Y su lógica infantil le
lleva a concluir que, como el personaje del cuento clásico, la
abuela duerme en espera de un príncipe que venga a llevársela a
hacer las cosas que más le gustan.
Son muchos los libros que acercan a los
niños al tema de la muerte a través del fallecimiento del abuelo o
la abuela. No es extraño que esta sea la primera pérdida en la
familia que viva el niño. La
abuela durmiente es
una historia escrita con sencillez, donde no sobran palabras, y con
unas ilustraciones cálidas, sin apenas detalles donde perderse,
sostenidas por los personajes que transmiten las emociones de cada
escena. Una cuento dentro de otro cuento porque una abuela puede ser
también una fantástica bella durmiente y, como tal, acabar
rescatada por su príncipe azul, ser feliz y beber limonada. Aunque
eso signifique que ya no la volvamos a ver.
Reseña publicada en Revista Adiós nº 113 julio-agosto 2015
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