lunes, 6 de abril de 2015

El Ángel del abuelo

El Ángel del abuelo

Jutta Bauer

Loguez Ediciones, 2011
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Muchas cosas de la vida pueden sentirse como un misterio o como cuestión de suerte. Nunca sabemos cómo puede cambiar nuestra existencia por el hecho de correr o no a coger un autobús, elegir un camino u otro para ir a por el pan, cambiar este verano de planes e ir a la montaña... ¿Qué nos perderemos? ¿Qué descubriremos? ¿A quién conoceremos o dejaremos de conocer? En El ángel del abuelo, Jutta Bauer nos presenta a un anciano haciendo balance de su vida, recordando lo sufrido y lo gozado. Y mientras lo hace, vemos cómo nunca ha estado solo. A su lado un ángel le ha estado guardando las espaldas

Es posible hacer una lectura literal e interpretar el cuento como una revisión de la figura del ángel de la guarda, que nos vigila y saca la castañas del fuego todas esas veces en que “por los pelos”no nos pilla un coche, no nos caga un pájaro en la chaqueta o nos eligen para un trabajo. Pero también es posible interpretar a este ángel como una metáfora de que no existen las casualidades y que la vida es estar al filo, hacer malabares con multitud de pequeños misterios para los que no tenemos explicación.
Ambas interpretaciones conviven en este libro de ilustraciones sencillas que muchas veces cuentan más que el texto, escenas de ambientación austera en las que no sobra nada, con grandes espacios vacíos y donde los personajes y sus acciones son los protagonistas.
La historia de este sencillo álbum ilustrado nos lleva a agradecer la suerte de haber vivido una vida compuesta de pequeñas cosas no siempre agradables, pero necesarias. Nos muestra que el mejor legado que podemos dejar a los nuestros es esa fe y seguridad en que, con confianza, esfuerzo y un poco de ayuda, podemos ser capaces de hacer que en nuestra vida predominen la alegría y el buen color. Y a eso unos lo llamarán suerte, otros un ángel. Dos formas de tratar de explicar los misterios cotidianos de esta vida.

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