Ese
fue el título de la comunicación que presenté el pasado vienes, 27
de junio en el I
CONGRESO UCJC Educa: Emoción y comprensíón. Un
encuentro de cerca de 350 personas alrededor de los retos de la
educación con el fin de preguntarse sobre la calidad de los procesos
de enseñanza y aprendizaje dentro del sistema educativo, valorando
la importancia de la emoción y la comprensión como ejes
fundamentales para su desarrollo, y promoviendo entre el profesorado
métodos y experiencias que responden a esas directrices.
En
mi intervención compartí la experiencia de las aulas de escritura
creativa que, junto a la Escuela de Escritores, llevo a cabo en
institutos, bibliotecas, centros culturales...con profesores,
educadores, niños y jóvenes.
Partiendo de una frase de Gianni Rodari: “Si
queremos enseñar a pensar, debemos antes enseñar a inventar” plantee como premisa el siguiente eslógan: "Ni una jornada sin inventar nada", lo que nos llevó a afirmar que para crear es necesario querer y saber hacerlo, aplicando bien el modelo Strómboli de Pinocho; bien el modelo silbando al trabajar, de los siete enanitos. Esta primera parte terminó con una defensa sin fisuras del derecho fundamental a equivocarse, mediante la teoría científico-literaria de las tres "p": Post-it, Penicilina y Pulgarcito.
Continuamos compartiendo cinco claves para el éxito de un taller de escritura creativa en el aula: Planificación, Aspecto Lúdico, Excepcionalidad, Reconocimiento y Paciencia. Después comentamos una dinámica concreta: El DNI (Depósito de Narraciones por Inventar) y vimos su utilidad para crear ficción a partir de la emoción y compartir emociones a través de la ficción.
Terminamos con una serie de conclusiones que resumo aquí:
- La continuación del trabajo en el aula depende directamente de la implicación del profesorado en el taller.
- Crear situaciones de ficción a partir de gustos, disgustos, intereses... personales, permite a los alumnos expresar y analizar sus emociones de forma abierta y despreocupada.
- Los grupos más cohesionados son también los más participativos.
- Los participantes refuerzan su sentimiento de grupo, de equipo, cuando elaboran historias juntos.
- Los alumnos se comunican con mayor libertad por escrito que oralmente.
- Los alumnos de Bachillerato y Secundaria buscan la valoración de sus textos por parte de la persona que imparte el taller con más frecuencia que los de primaria, llegando incluso a comunicarse por correo electrónico y otros medios informáticos con éste.
- El desarrollo de la creatividad a través de la creación de historias puede ayudar a detectar ciertas capacidades cognitivas y de aprendizaje del alumno.
Y la guinda final la puso esta gran verdad de Ana María Matute:
Una tarde más que interesante y provechosa entre maestros motivados y dispuestos a ser creativos en el aula.
No hay comentarios:
Publicar un comentario